Hasta principios de 1970 se pensaba que los agujeros negros
no emitían directamente ningún tipo de materia, y su destino último era seguir
creciendo por la acreción de más y más materia. Sin embargo, una consideración
de los efectos cuánticos en el horizonte de sucesos de un agujero llevó a
Hawking a descubrir un proceso físico por el cual el agujero podría emitir radiación.
De acuerdo con el principio de incertidumbre de la mecánica cuántica existe la
posibilidad de que en el horizonte se formen pares de partícula-antipartícula
de corta duración, dado que la probabilidad de que uno de los elementos del par
caiga dentro del agujero de manera irreversible y el otro miembro del par
escape, el principio de conservación requiere que el agujero disminuya su masa
para compensar la energía que se lleva el par que escapa de los aledaños del
horizonte de sucesos. Nótese que en este proceso el par se forma estrictamente
en el exterior del agujero negro, por lo que no contradice el hecho de que
ninguna partícula material puede abandonar el interior. Sin embargo, sí existe
un efecto neto de transferencia de energía del agujero negro a sus aledaños,
que es la radiación Hawking, cuya producción no viola ningún principio físico.
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