En julio de 1994 el cometa Shoemaker-Levy 9 impactó contra
la atmósfera de Júpiter. El cometa había sido disgregado por la acción de la
gravedad de Júpiter en 20/22 fragmentos en un paso anterior y cercano por el
planeta.
Numerosos observatorios realizaron campañas intensivas de
observación del planeta con motivo de este suceso único incluyendo el
telescopio espacial Hubble y la sonda Galileo que en aquel momento se
encontraba acercándose todavía al planeta. Los impactos mostraron la formación
de impresionantes bolas de fuego en los minutos posteriores a cada impacto de
cuyo análisis se pudo deducir la masa de cada uno de los fragmentos del cometa.
Los restos dejados en la atmósfera se observaron como nubes negras en expansión
durante semanas propagándose como ondas de choque. Sus propiedades permitieron
analizar tanto propiedades del cometa como de la atmósfera joviana y su
interior profundo por métodos análogos a los de la sismología terrestre. Los
restos del cometa pudieron ser detectados durante varios años en la alta
atmósfera del hemisferio Sur de Júpiter, presentes como partículas finas
oscuras y mediante una mayor concentración atmosférica de determinados
compuestos químicos aportados por el cometa.
Se ha estimado que Júpiter, debido a su gran masa, perturba
las regiones cometarias como la nube de Oort atrayendo la mayoría de los
cometas que caen sobre el Sistema Solar interior. No obstante, también los
acerca sobre sí mismo por lo que es difícil estimar la importancia que tiene
Júpiter en la llegada de cometas a la Tierra.
El día 19 de julio de 2009 Anthony Wesley, un astrónomo
aficionado australiano anunció el descubrimiento de una mancha negra de un
tamaño similar al diámetro de la Luna que había aparecido en la atmósfera de
Júpiter en la región subpolar sur. Esta mancha estaba causada posiblemente por
un impacto asteroidal o cometario con el planeta. Científicos del Laboratorio
de Propulsión (JPL) de Pasadena, confirmaron el impacto utilizando el
telescopio infrarrojo de NASA (IRTF, NASA Infrared Telescope Facility) ubicado
en la isla hawaiana de Mauna Kea.
El objeto causante del impacto, con un diámetro estimado de
unos 500 metros, provocó un aumento de la temperatura en las capas altas de la
atmósfera joviana en el lugar del impacto y una gran nube de partículas de
polvo oscuras que forman la mancha de impacto de gran extensión y que continuo
siendo observable durante varios meses de forma progresivamente más ténue al
ser dispersados los restos del impacto por los vientos de la atmósfera de
Júpiter. Por el momento se desconoce si el objeto que impactó con Júpiter era
un asteroide o un cometa. El impacto, descubierto por casualidad, ocurrió 15
años después del impacto del cometa Shoemaker-Levy 9.
El 3 de junio de 2010, casi un año más tarde, Anthony Wesley
y Christopher Go (astrónomo aficionado de Filipinas) observaron simultáneamente
la aparición de un intenso flash de luz en Júpiter en una región muy localizada
que se corresponde con el impacto de un cuerpo asteroidal o cometario de menor
tamaño que en 2009. El flash, de unos pocos segundos de duración, se produjo en
latitudes ecuatoriales y por el momento no parece haber dejado ningún remanente
de material observable en la atmósfera joviana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario