El campo gravitatorio del Sol es el responsable de que los
planetas giren en torno a este. El influjo de los campos gravitatorios de las
estrellas dentro de una galaxia se denomina marea galáctica.
Tal como demostró Einstein en su obra Relatividad general,
la gravedad deforma la geometría del espacio-tiempo, es decir, la masa
gravitacional de los cuerpos celestes deforma el espacio, que se curva. Este
efecto provoca distorsiones en las observaciones del cielo por efecto de los
campos gravitatorios, haciendo que se observen juntas galaxias que están muy
lejos unas de otras. Esto es debido a que existe materia que no podemos ver que
altera la gravedad. A estas masas se las denominó materia oscura.
Encontrar materia oscura no es fácil ya que no brilla ni
refleja la luz, así que los astrónomos se apoyan en la gravedad, que puede
curvar la luz de estrellas distantes cuando hay suficiente masa presente, muy
parecido a cómo una lente distorsiona una imagen tras ella, de ahí el término
lente gravitacional o anillo de Einstein. Gracias a las leyes de la física,
conocer cuánta luz se curva dice a los astrónomos cuánta masa hay.
Cartografiando las huellas de la gravedad, se pueden crear imágenes de cómo
está distribuida la materia oscura en un determinado lugar del espacio. A veces
se presentan anomalías gravitatorias que impiden realizar estos estudios con
exactitud, como las ondas gravitacionales provocadas por objetos masivos muy
acelerados.
Los agujeros negros son singularidades de alta concentración
de masa que curva el espacio, cuando éstas acumulaciones masivas son producidas
por estrellas le les denomina agujero negro estelar; esta curva espacial es tan
pronunciada que todo lo que se acerca a su perímetro es absorbido por este,
incluso la luz (de ahí el nombre). El agujero negro Q0906+6930 es uno de los
más masivos de los observados. Varios modelos teóricos, como por ejemplo el
agujero negro de Schwarzschild, aportan soluciones a los planteamientos de
Einstein.
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