Se han aplicado diversos conocimientos de la física, las
matemáticas y de la química a la astronomía. Estos avances han permitido
observar las estrellas con muy diversos métodos. La información es recibida
principalmente de la detección y el análisis de la radiación electromagnética
(luz, infrarrojos, ondas de radio), pero también se puede obtener información
de los rayos cósmicos, neutrinos y meteoros.
Estos datos ofrecen información muy importante sobre los
astros, su composición química, temperatura, velocidad en el espacio,
movimiento propio, distancia desde la Tierra y pueden plantear hipótesis sobre
su formación, desarrollo estelar y fin.
El análisis desde la Tierra de las radiaciones (infrarrojos,
rayos x, rayos gamma, etc.) no sólo resulta obstaculizado por la absorción
atmosférica, sino que el problema principal, vigente también en el vacío,
consiste en distinguir la señal recogida del "ruido de fondo", es
decir, de la enorme emisión infrarroja producida por la Tierra o por los
propios instrumentos. Cualquier objeto que no se halle a 0 K (-273,15 °C) emite
señales electromagnéticas y, por ello, todo lo que rodea a los instrumentos
produce radiaciones de "fondo". Hasta los propios telescopios
irradian señales. Realizar una termografía de un cuerpo celeste sin medir el
calor al que se halla sometido el instrumento resulta muy difícil: además de
utilizar película fotográfica especial, los instrumentos son sometidos a una
refrigeración continua con helio o hidrógeno líquido.
La radioastronomía se basa en la observación por medio de
los radiotelescopios, unos instrumentos con forma de antena que recogen y
registran las ondas de radio o radiación electromagnética emitidas por los
distintos objetos celestes.
Estas ondas de radio, al ser procesadas ofrecen un espectro
analizable del objeto que las emite. La radioastronomía ha permitido un
importante incremento del conocimiento astronómico, particularmente con el
descubrimiento de muchas clases de nuevos objetos, incluyendo los púlsares (o
magnétares), quásares, las denominadas galaxias activas, radiogalaxias y
blázares. Esto es debido a que la radiación electromagnética permite
"ver" cosas que no son posibles de detectar en las astronomía óptica.
Tales objetos representan algunos de los procesos físicos más extremos y
energéticos en el universo.
Este método de observación está en constante desarrollo ya
que queda mucho por avanzar en esta tecnología.
No hay comentarios:
Publicar un comentario