Los cometas provienen principalmente de dos lugares, la Nube
de Oort, situada entre 50.000 y 100.000 UA del Sol, y el Cinturón de Kuiper,
localizado más allá de la órbita de Neptuno.
Se cree que los cometas de largo periodo tienen su origen en
la Nube de Oort, que lleva el nombre del astrónomo Jan Hendrik Oort. Esto
significa que muchos de los cometas que se acercan al Sol siguen órbitas
elípticas tan alargadas que sólo regresan al cabo de miles de años. Cuando
alguna estrella pasa muy cerca del Sistema Solar, las órbitas de los cometas de
la Nube de Oort se ven perturbadas: algunos salen despedidos fuera del Sistema
Solar, pero otros acortan sus órbitas. Para explicar el origen de los cometas
de corto periodo, como el Halley, Gerard Kuiper propuso la existencia de un
cinturón de cometas situados más allá de Neptuno, el Cinturón de Kuiper.
Las órbitas de los cometas están cambiando constantemente:
sus orígenes están en el sistema solar exterior, y tienen la propensión a ser
altamente afectados (o perturbados) por acercamientos relativos a los planetas
mayores. Algunos son movidos a órbitas muy cercanas al Sol (a ras del césped
solar) que los destruyen cuando se aproximan, mientras que otros son enviados
fuera del sistema solar para siempre.
Se cree que la mayoría de los cometas se originan en la Nube
de Oort, a enormes distancias del Sol, y que consisten de restos de la
condensación de la nébula solar; los extremos exteriores de esa nébula están lo
suficientemente fríos para que el agua exista en estado sólido (más que
gaseoso). Los asteroides se originan por la vía de un proceso distinto, empero,
los cometas muy viejos han perdido todos sus materiales volátiles y pueden
devenir en algo muy parecido a los asteroides. La palabra cometa llegó al
inglés a través del latín cometes. Del griego kome, que significa “cabello de
la cabeza”. Aristóteles fue el primero que utilizó la derivación “kometes” para
describir a estos astros como “estrellas con cabello”.
Si su órbita es elíptica y de período largo o muy largo,
proviene de la hipotética Nube de Oort, pero si su órbita es de período corto o
medio-corto, proviene del cinturón de Edgeworth-Kuiper, a pesar de que hay
excepciones como la del Halley, con un período de 76 años (corto) que proviene
de la Nube de Oort.
Conforme los cometas van sublimando, acercándose al Sol y
cumpliendo órbitas, van sublimando su material, y van perdiéndolo por
consecuencia, disminuyendo de magnitud. Tras un cierto número de órbitas, el
cometa se habrá "apagado", y en el final de su combustible, se
convertirá en un asteroide normal y corriente, ya que no podrá volver a recuperar
masa. Ejemplos de cometas sin combustible son: 7968-Elst-Pizarro y 3553-Don
Quixote.
Los cometas están compuestos de agua, hielo seco, amoníaco,
metano, hierro, magnesio, sodio y silicatos. Debido a las bajas temperaturas de
los lugares donde se hallan, estas sustancias que componen al cometa se
encuentran congeladas. Llegan a tener diámetros de algunas decenas de
kilómetros. Algunas investigaciones apuntan que los materiales que componen los
cometas son materia orgánica que son determinantes para la vida, y que esto dio
lugar para que en la temprana formación de los planetas estos impactaran contra
la tierra y dieran origen a los seres vivos.
Cuando se descubre un cometa se ve aparecer como un punto
luminoso, con un movimiento perceptible del fondo de estrellas, llamadas fijas.
Lo primero que se ve es el núcleo o coma. Luego, cuando el astro se acerca más
al Sol, comienza a desarrollar lo que conocemos como la cola del cometa, que le
confiere un aspecto fantástico.
Al acercarse al Sol, el núcleo se calienta y el hielo
sublima, pasando directamente al estado gaseoso. Los gases del cometa se
proyectan hacia atrás, lo que motiva la formación de la cola apunta en
dirección opuesta al Sol y extendiéndose millones de kilómetros.
Los cometas presentan diferentes tipos de colas. Las más
comunes son la de polvo y la de gas. La cola de gas se dirige siempre en el sentido
perfectamente contrario al de la luz del Sol, mientras que la cola de polvo
retiene parte de la inercia orbital, alineándose entre la cola principal y la
trayectoria del cometa. El choque de los fotones que recibe el cometa como una
lluvia, aparte de calor, aportan luz, siendo visible al ejercer el cometa de
pantalla; reflejando así cada partícula de polvo la luz solar. En el cometa
Hale-Bopp se descubrió un tercer tipo de cola compuesta por iones de sodio.
Las colas de los cometas llegan a extenderse de forma
considerable, alcanzando millones de kilómetros. En el caso del cometa
1P/Halley, en su aparición de 1910, la cola llegó a medir cerca de 30 millones
de kilómetros, un quinto de la distancia de la Tierra al Sol. Cada vez que un
cometa pasa cerca del Sol se desgasta, debido a que el material que va
perdiendo ya nunca es repuesto. Se espera que, en promedio, un cometa pase unas
2 mil veces cerca del Sol antes de sublimarse completamente. A lo largo de la
trayectoria de un cometa, éste va dejando grandes cantidades de pequeños
fragmentos de material.
Cuando la Tierra atraviesa la órbita de un cometa, estos
fragmentos penetran en la atmósfera en forma de estrellas fugaces o también
llamadas lluvia de meteoros. En mayo y octubre se pueden observar las lluvias
de meteoros producidas por el material del cometa Halley: las eta Acuáridas y
las Oriónidas.
Los astrónomos sugieren que los cometas retienen, en forma
de hielo y polvo, la composición de la nebulosa primitiva con que se formó el
Sistema Solar y de la cual se condensaron luego los planetas y sus lunas. Por
esta razón el estudio de los cometas puede dar indicios de las características
de aquella nube primordial.
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